Vuelvo con una receta de pan, pero no un pan cualquiera. Este pan es: EL PAN.
Un pan artesano hecho con cerveza. Auténtica delicatessen.
Hace unos días, con la receta de los Pancillos, os hablaba del placer de amasar y su poder terapéutico, así que hoy no me voy a repetir. Pero este pan es de esos que amasarlos es una delicia, por su aroma y su textura. Mientras se hornea, la casa se impregna de su olor y es una maravilla. Y una vez hecho tiene un sabor… ¡qué sabor!
Se realiza con cerveza negra de sabor intenso. La que mejor le va es la Cerveza Guinness, aunque en realidad se puede hacer con cualquier otra cerveza negra con cuerpo y carácter. También es posible hacerlo con una cerveza negra sin alcohol. Se supone que el alcohol de la cerveza se pierde con el calor del horno, pero no se puede asegurar que se vaya del todo, por lo que si alguien prefiere usar una «Sin» pues perfecto. Yo sólo lo he hecho así una vez y queda con algo menos de intesidad, pero poco apreciable.
Para hacer este pan, en primer lugar necesitamos preparar un POOLISH, que es un prefermento tipo Masa Madre, pero que se debe preparar cada vez que se va a hacer pan. Y, según el tipo de pan, las harinas son unas u otras.
Para el Poolish de este Pan de Cerveza necesitamos: 50 gr de harina de centeno, 50 gr de harina de fuerza, 5 gr de levadura fresca y 100 gr de agua (sí, el agua va al peso). Lo mezclamos todo con la mano para integrarlo y lo dejamos reposar unas 3 horas. También podemos dejarlo hecho de un día para otro. Mejor en el frigorífico. Lo dejamos fuera una hora para que rompa a fermentar y al frigo, del cual lo sacamos 1 hora antes de empezar a preparar el pan. Si lo vamos a gastar antes de 6 horas no es necesario refrigerarlo.
Los INGREDIENTES para el Pan de Cerveza:
- Todo el Poolish
- 230 gr de harina de fuerza
- 70 gr de harina de trigo normal
- 100 gr de harina de centeno
- 1 Cerveza Negra
- 5 gr de levadura fresca
- 10 gr de sal
- Una cucharada de miel
Ponemos todos los ingredientes en un bol, excepto la cerveza, que la vamos añadiendo muy poco a poco mientras integramos con las manos. NO la ponemos toda. Sólo la que las harinas nos vayan pidiendo. A mí siempre me sobra algo más de un «culín», pero menos de la mitad, de una lata de 33 cl.
Pasamos a la encimera y amasamos durante 10-15 min.
Ponemos en un bol tapado y lo dejamos levar durante una hora (algo más en época de frío).
Pasado ese tiempo volvemos a la encimera y con las manos presionamos ligeramente la masa para sacarle el aire y le damos forma, amasando, pero realmente sin amasar, sólo deslizando entre las manos sobre la encimera.
Enharinamos un trapo de algodón o lino y ponemos la masa sobre él. Ponemos también harina sobre la masa y tapamos. A los lados ponemos unos libros o unos brick, dejando un pequeño hueco entre ellos y la masa. Para que, al hacer el segundo levado, el pan crezca con una forma bonita, sin «desparramarse» y quedarse plano.
Precalentamos el horno a 200º con vapor. Os recuerdo que yo para hacer vapor pongo en la parte de abajo del horno un molde (el mismo que uso para hacer bizcocho) con un poco de agua.
Pasada la hora, desde que pusimos la masa en el trapo, la sacamos, la pasamos a la bandeja del horno con papel vegetal y le hacemos una greña con un cutter o una cuchilla.
Metemos al horno, cuando ya haya alcanzado los 200 º, con calor arriba y abajo. A los 10 minutos quitamos el vapor y lo dejamos a la misma temperatura 30 minutos más. Apagamos el horno y dejamos el pan dentro, con la puerta entreabierta 15 min. Después, sacamos el pan y lo dejamos enfriar. Una vez frío podemos cortarlo en rebanadas.
Es un pan riquísimo para acompañar con queso, jamón, una tortilla de patatas… o para tostarlo en el desayuno y ponerle un poco de aceite de oliva.
Si utilizamos Cerveza Guinness tenemos que tener en cuenta que las latas son de mayor capacidad. Con una lata de esta cerveza podemos hacer dos panes, por si necesitamos hacer más cantidad porque seamos más los que lo queremos disfrutar, o porque ya que encendemos el horno queremos aprovechar que el gasto es el mismo para hacer más pan. El que no gastemos lo podemos congelar sin ningún problema. Una vez descongelado está perfecto.